Esta vez queremos presentar a Antón no por su quehacer escultórico, sino por el artista capaz de efectuar excelentes retratos que realizó bien al óleo o mediante el lápiz. Al presentar al público esta serie de retratos queremos dar a conocer la capacidad que tenía este artista para la observación de la vida y para la caracterización psicológica de los personajes representados.

El género del retrato está presente ya en las obras de más tempranas de Antón, 1928 y se mantiene hasta el final de su breve vida, de hecho la última obra producida fueron los retratos a lápiz de sus compañeros de cautiverio realizados en agosto de 1936 en la Iglesia de Candás, que hacia las veces de cárcel.

Este tipo de obras ocupan un pequeño lugar en extensión en el conjunto de su producción artística, ya que su vida dedicada con tanta intensidad al arte, estuvo centrada más en la realización de esculturas.